Ella pensaba. Pensaba todo el tiempo. Pensaba en cada cosa que se podía pensar. Pensaba y energizaba. Pensaba mientras caminaba, mientras se bañaba, mientras comía, mientras se vestía, mientras leía y mientras hablaba. No podía parar de pensar. Había algo que la tenía pensando, algo no tan preciso. Algo que impedía que esté sin pensar. Algo que generaba una dependencia. Pensaba hasta cuando miraba televisión. Y pensaba tanto que ya tenía que volver a pensar en lo que estaba pensando. Era pensar hasta el hartazgo, hasta el cansancio. El problema es que pensaba hasta cuando dormía. Y pensaba hasta cuando pensaba, porque no había momento que no pensara.
Pensaba, pero no hablaba.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Te quiero.
Y por casualidad... ¿Esa es una descripción de mi persona?
Te voy a dar con andar haciendo descripciones tan profundas y certeras sobre mi yo, caramba!
Publicar un comentario